Nicaragua nesecita acelerar los esfuerzos para reducir a la mitad el número de personas sin acceso a una fuente sostenible de agua potable.
Nicaragua se ha caracterizado por ser un país privilegiado en su flora, fauna y suelos altamente productivos, gracias a la influencia de los procesos volcánicos que han sido fundamentalmente en la fertilización del suelo. Sin embargo, la cobertura vegetal del país se ha reducido de manera sostenida al punto que el 85% de bosques secos y el 65% de bosques húmedos han desaparecido debido a la constante tala indiscriminada, la concesión de explotación de los bosques sin control, el tráfico ilegal de madera y las prácticas de cultivo que influyen en la ampliación de la frontera agrícola.
Particularmente preocupante es el hecho de que la mayoría de las cuencas del territorio nacional sufrán serios problemas de continuación y degradación por inapropiadas prácticas productivas y la mala costumbre de usar los ojos de agua ríos como lugares para depositar desechos y aguas servidas. Quince de los más importantes ríos de nuestro país están contaminados por prácticas descritas.
El acceso al agua potable, además de las implicaciones sociales al contribuir en la prevención de enfermedades y mejorar la calidad de vida de toda la población, incide también en las condiciones económicas en tanto permite el acceso de agua para el mejor desarrollo de cultivos.
Impulsar estrategias para aumentar la sostenibilidad de las obras de agua y saneamiento en las zonas rurales.
